Igor Stravinski, [1882-1971]fue considerado uno de los más importantes músicos de principios del siglo XX. Su padre era cantante solista de la Ópera de San Petersburgo, incentivando de este modo la afición de su hijo por el género y la tradición musical rusa. Su estilo trascendió etapas que van desde el folclorismo tradicionalista de sus primeras obras, al vanguardismo de sus ballets para Diaghilev, hasta abordar la disonancia, la politonalidad y la polirritmia, seguir con el neoclasicismo de los años 30, e incluso coquetear con el serialismo en sus últimos días. Decidió abandonar la carrera de derecho para estudiar composición con Rimski-Korsakov. En uno de sus estrenos, conoció a Diaghilev y trabajaron juntos en la creación de sus ballets en París, propiciando fanatismos y disputas entre el público. Luego se destacaría también en otros géneros, desde la sinfonía a la ópera o la música de cámara.
El ballet El Pájaro de Fuego fue iniciado en noviembre de 1909 y terminado el 18 de mayo de 1910. El estreno tuvo lugar en la Opera de París, el 25 de junio de 1910, interpretado por los Ballets Rusos. La coreografía era creación de Mikhail Fokine, la escenografía de Alexandre Golovine, el vestuario de Golovine y León Bakst, y el director de la orquesta fue Gabriel Pierné. Los bailarines principales fueron Fokine, Támara Karsavina y Alexis Bulgakov. Posteriormente, Stravinsky extrajo varias suites diferentes para su interpretación en conciertos.
En El Pájaro de Fuego, Stravinsky enfrentó un desafío en materia de composición. ¿Cómo podía diferenciar musicalmente lo natural (Iván, la Princesa, el himno final de regocijo) de lo mágico (el Pájaro de Fuego, Katschei)?. Su idea, derivada de la ópera de Rimsky-Korsakov, El Gallo Dorado, fue inteligente.
La orquestación de El Pájaro de Fuego es espectacular. Aunque Stravinsky todavía no había cumplido los treinta años, ya era un maestro en materia de orquestación. El famoso pasaje deglissandi, armónicos naturales en las cuerdas, al final de la introducción, constituye una de las sonoridades más bellas de la pieza. Algunos de los otros efectos bien conocidos, como los glissandi del trombón y del corno francés, fueron añadidos recién cuando Stravinsky realizó la segunda suite de El Pájaro de Fuego, en 1919. El colorido impulso orquestal y rítmico de la Danza Infernal presagia el mundo brutalmente primitivista de La Consagración de la Primavera, compuesto tres años después.
Excelente blog para los que amamos la música y queremos aprender a apreciarla con mayor conocimiento. Gracias Javier!!
ResponderEliminarvaleis verrrrrrrga
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