Robert Schumann [1810-1856], fue un apasionado compositor alemán, que tuvo una vida marcada por el dolor y la enfermedad mental. Estudió piano y música a la vez que hacía lo propio con la poesía. Desde el principio, confesó una admiración por las canciones de Schubert que lo empujaron a componer obras propias. Cursó estudios de derecho, pero en 1829 decidió dedicarse de manera exclusiva a la música. Apoyó la creación de la sociedad musical Davidsbündler y la Nueva Revista Musical, en la que proclamaba la genialidad de Chopin o Brahms. Se casó con la pianista Clara Wieck, hija de su antiguo maestro. Solía concentrarse en distintos géneros por vez; por ejemplo, hasta 1840 se consagró a la música para piano, durante 1841 al medio orquestal, mientras que al año siguiente a la música de cámara con varios cuartetos y un quinteto para piano.
Como la mayoría de los compositores del siglo XIX, Schumann no se sentía cómodo componiendo música de programa. Los lazos entre la literatura y la música eran fuertes en la época romántica, cuando los compositores fácilmente buscaban inspiración en la literatura y otras áreas extramusicales. Hay una diferencia entre lo que es un estímulo apropiado para un compositor y lo que es información útil para un oyente. Por lo tanto Schumann dudaba en compartir con el público parte de los orígenes extramusicales de sus composiciones. "No debemos mostrar nuestro corazón al mundo. Es mejor una impresión general de una obra de arte. Por lo menos no pueden hacerse comparaciones absurdas."
La Sinfonía Renana está basada en un programa, pero sólo se han conservado vagas insinuaciones acerca de su naturaleza, principalmente en los diarios de Clara Schumann. El compositor aparentemente deseaba retratar la vida folclórica en el Rin, adonde se había mudado recientemente para asumir el cargo de Director de Música de la ciudad de Dusseldorf. El scherzo fue inspirado por una mañana por el Rin y el cuarto movimiento tiene su origen en la ceremonia en la que el arzobispo von Geissel fue consagrado cardenal. Originariamente ese movimiento fue titulado: "A la Manera de Acompañamiento para una Ceremonia Solemne."
Si Schumann eligió suprimir sus programas, ¿es justo que actualmente nosotros saquemos a relucir las referencias de lo que tenía en mente y las compartamos con los oyentes? No es una pregunta fácil de contestar. Los tres movimientos del medio de la Sinfonía Renana parecen maravillosamente evocativos y es natural preguntarse qué es lo que se evoca. El pausado scherzo podría con facilidad traer a la mente una mañana cubierta de bruma junto al río y las armonías resonantes del coral y el rico contrapunto del cuarto movimiento parecen, en efecto, sugerir una ceremonia. ¿Pero es así porque conocemos su inspiración o esas sugerencias están verdaderamente en la música? El tercer movimiento también parece evocativo, pero no conocemos sus orígenes de programa. Por lo tanto, es más difícil fijar exactamente la evocación. Los tres movimientos forman un verdadero grupo de piezas de carácter, más parecidas a las que se encuentran en la música para piano de Schumann y es claro que sus respectivos caracteres derivan de referencias más o menos específicas.
Los movimientos exteriores, por otro lado, son más abstractos y sinfónicos. Schumann muy bien puede haber tenido en mente cierta referencia de programa, pero estos movimientos parecen menos dependientes de una caracterización externa. Parecen tener que ver con el contraste y el desarrollo de materiales musicales en lugar de materiales literarios.
El movimiento de la apertura, por ejemplo, es una forma allegro sonata completamente sinfónica. La idea de la apertura, en particular, el primer salto melódico de una cuarta, es el origen de la mayoría de lo que sigue. Esta apertura tiene una vitalidad maravillosamente rítmica, que proviene en parte de la ambigüedad métrica. La música parece al principio moldeada en patrones de dos tiempos y luego en patrones de tres tiempos. Hay un segundo tema bellamente lírico que de nuevo comienza con un salto de cuarta. Esta melodía nunca puede avanzar mucho sin que se entrometa el amplio primer tema.
Los tres movimientos del medio forman una unidad. El scherzo de tipo vals tiene elementos tanto de la estructura de tres partes del movimiento de danza como de una forma de variación del movimiento lento. A continuación viene una canción simple, demasiado directa para ser el verdadero movimiento lento. De ahí la necesidad de cinco movimientos, el cuarto de los cuales es el verdadero adagio.
Schumann usó varios artificios en ese movimiento para sugerir la amplia catedral de Colonia, donde tuvo lugar la "ceremonia solemne". Tres trombones se unen a la orquesta en este movimiento y permanecen durante el final. La rica escritura de los bronces tiene reminiscencias de la música catedralicia de fines del Renacimiento. Además, el compositor emplea texturas polifónicas para sugerir música del siglo XV. Incluso la notación es en cierto modo arcaica. Una vez establecido el carácter amplio y ceremonial, la partitura emplea blancas en lugar de las típicas negras como unidad de tiempo. La notación no presenta ninguna diferencia para el oyente, pero transmite al director la cualidad reverencial que Schumann buscaba.
El final regresa al mundo sinfónico del movimiento de la apertura. El intervalo de una cuarta se presenta de manera evidente, como lo hacen todos los movimientos excepto el del centro. Hacia el final el tiempo se amplía y hay una referencia a la música catedralicia del cuarto movimiento.
La Sinfonía Renana fue compuesta unas pocas semanas después del Concierto para Violonchelo. Ambas obras fueron escritas a increíble velocidad durante la última explosión creativa de Schumann. A pesar de su proximidad cronológica, las dos piezas son muy diferentes. El concierto es más rapsódico, sus movimientos están más estrechamente enlazados y su orquestación es más modesta. La sinfonía, por otra parte, muestra una seguridad de orquestación a veces ausente de la música orquestal anterior de Schumann. Además demuestra una unión viable entre la pieza de carácter lírico que era el modo natural de expresión del compositor y la forma sinfónica plenamente desarrollada que se esforzó por lograr durante la mayor parte de su vida creativa.
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