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SINFONIA Nº 4 "ITALIANA"-ALLEGRO (MENDELSSOHN)


La Sinfonía Italiana de Mendelssohn es una obra de considerable sutileza y originalidad. Se ajusta a los procedimientos formales que son clásicos en espíritu aunque algunas veces violan las formas estrictamente clásicas. Su sonido de superficie, con su orquestación brillante, bellas armonías y encantadoras melodías, es absolutamente romántico. Su singular armonización del clasicismo y el romanticismo la convierte en una de las joyas sinfónicas del siglo XIX.
La Sinfonía Nº 4 fue iniciada en Italia en 1831 y terminada en Berlín en 1833. Mendelssohn dirigió el estreno, con la Orquesta Filarmónica de Londres, el 13 de mayo de 1833.
Durante varios siglos, Italia fue la meca de los compositores del norte de Europa. Especialmente durante la era romántica, un viaje al soleado sur era casi una exigencia para todo artista que se respetara. Los compositores afluían a Italia en busca de inspiración. Algunos de los resultados más obvios son la Serenata Italiana de Hugo Wolf, el Capriccio Italiano de Chaikovsky, Haroldo en Italia de Berlioz, Venecia y Nápoles, de Liszt y la Sinfonía Italiana de Mendelssohn.
Mendelssohn visitó Italia por primera vez en 1830, cuando tenía 22 años. Se sintió conquistado por la belleza de las antiguas ruinas romanas, los Montes Albanos, Venecia, el Vaticano, el Coliseo y el Monte Pincio.
Sus cartas al hogar hablan rapsódicamente de estas visitas, pero rara vez mencionan al pueblo italiano. De hecho, pasó la mayor parte de su tiempo en compañía de alemanes. Fue insensible a la política, la sociedad o la cultura de Italia. Así que, aunque la inspiración detrás de la Sinfonía Italiana fue genuina, la Italia evocada es un país tal como lo ve un turista. Sólo el final, una danza folclórica llamada saltarello, capta un sabor auténticamente italiano.
Aunque el compositor había esperado terminar la sinfonía mientras estaba en el sur, la obra le llevó más tiempo que lo esperado. El incentivo para terminar la música llegó en la forma de un encargo de parte de la Sociedad Filarmónica de Londres. Mendelssohn finalmente terminó la sinfonía en Berlín, dos meses antes de su estreno en Londres, en 1833.
Mendelssohn nunca quedó satisfecho del todo con la pieza. En una carta escrita en 1834, expresó su descontento respecto del movimiento intermedio y manifestó que tendría que modificar prácticamente todo el primer movimiento. En la partitura revisada de fecha 1837 las modificaciones son leves. Más tarde hubo más revisiones, pero aparentemente la partitura final se ha perdido. La versión publicada en 1851, cuatro años antes de la muerte del compositor, sigue la partitura original.
El primer movimiento pone al director frente a un interesante dilema. Mendelssohn indicó la habitual repetición de la sección de exposición. Los intérpretes actuales por lo general se sienten libres para observar e ignorar las repeticiones de la exposición. La elección se hace sobre la base de la comprensión por parte del intérprete del ritmo y de las proporciones de la pieza, la longitud del concierto e incluso la naturaleza del mismo. Los estudiosos han debatido durante largo tiempo si las indicaciones de tales repeticiones fueron meras formalidades que quedaron de las anteriores prácticas barrocas o si los compositores realmente pretendían que se observaran. Hay algunas piezas que parecen demasiado largas si se asume la repetición, otras que se desequilibran cuando se la omite. Sin embargo, respecto de la mayoría de las obras, la evidencia interna no es concluyente. La elección, en cuanto a repetir o no, es una cuestión de interpretación artística.
En la Sinfonía Italiana hay un "primer final" de la exposición que queda omitido por completo de la interpretación si no se asume la repetición. La presencia de un primer final no carece de antecedentes y, por lo tanto, no exige en definitiva que se observe la repetición. Sin embargo, en esta sinfonía el primer final contiene fragmentos de música que no se escuchan en ninguna otra parte del movimiento hasta unos pocos últimos compases del final. Este material está relacionado con las melodías principales del movimiento pero es diferente de ellas. Si se asume la repetición, el final de la coda es una reminiscencia. Cuando todos los otros temas ya han regresado y cuando por último lo hace el del primer final, el movimiento queda completo y puede terminar. Si, por otra parte, se omite la repetición, el final de la coda es un giro fresco y nuevo relacionado con los materiales principales. ¡Una gran diferencia!
El carácter elegiaco del segundo movimiento está establecido por el riguroso contrapunto de las dos voces de la apertura, que es algo inhabitual en la música para orquesta completa. Para su tercer movimiento, Mendelssohn volvió al minué del período clásico en lugar de utilizar el scherzo, preferido en la era romántica. Este refinado minué es un compendio de la moderación y la elegancia clásicas. El final es realmente el scherzo de la sinfonía. Es uno de los movimientos de danza típicamente alegres de Mendelssohn.


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SINFONIA Nº 5 "REFORMA"-3º MOVIMIENTO (MENDELSSOHN)


La Sinfonía Reforma fue compuesta en 1830 y estrenada en 1832, en Berlín. Es irónico que el nieto de Moisés Mendelssohn, considerado por muchos el más grande intelectual judío de su siglo, compusiera una sinfonía en honor del tricentenario de la Reforma Protestante. Félix Mendelssohn estaba profundamente interesado en la música de Bach y la Sinfonía Reforma puede ser considerada como un homenaje al espíritu religioso del antiguo maestro y a su maestría contrapuntística.
La Reforma fue el movimiento religioso que llevó al establecimiento del protestantismo. Martín Lutero lideró la rebelión contra la dominación espiritual, política y económica de la Iglesia Católica. En 1519 desafió abiertamente el poder del Papa; en 1520 quemó públicamente la orden del Papa de excomulgarle. Lutero tenía muchos seguidores y la batalla posterior entre católicos y protestantes fue feroz. En 1530 los luteranos se habían ganado el derecho de determinar la religión del pueblo bajo su gobierno. Sus creencias se pusieron de manifiesto en un documento presentado en la reunión convocada en Hamburgo por el emperador Carlos V, con el propósito de resolver las diferencias entre protestantes y católicos. Carlos y los católicos no podían aceptar las ideas de Lutero y la división entre las dos partes de la cristiandad se hizo permanente. El documento, conocido como la Confesión de Augsburgo, se convirtió en la manifestación fundamental de la fe protestante.
En un primer momento Lutero se interesó por los judíos. En 1523 escribió que los judíos "son consanguíneos de nuestro Señor... Debemos aplicar, no la ley del Papa, sino el amor cristiano y demostrar hacia ellos un espíritu amistoso". Desafortunadamente, la situación de los judíos no mejoró bajo la Reforma. Lutero creía que tratar a los judíos amablemente significaba convertirlos. Cuando estos se resistieron, se pusieron de manifiesto sus prejuicios contra ellos. En 1542 escribió, airado: "Si los judíos se niegan a convertirse, no debemos sufrirlos ni soportarlos más tiempo." Así que los judíos siguieron en sus ghettos, no sólo alejados del bienestar material sino también de la corriente principal de la ciencia, el arte y la cultura europeos. No fue sino hasta el siglo siguiente cuando pudieron romper las barreras religiosas y de clase para participar en la vida intelectual de Europa.
La figura a quien le cupo la mayor responsabilidad de este avance fue Moisés Mendelssohn. El filósofo se hizo íntimo amigo del dramaturgo Gotthold E. Lessing, que basó en él su famosa pieza teatral: Natán, el Sabio. Los intelectuales alemanes se quedaron primero muy sorprendidos pero también intrigados por el hecho de que Lessing se involucrara profundamente con un judío y escribiera una pieza sobre él en relación con los temas de la libertad y de la tolerancia. Como consecuencia, Mendelssohn fue aceptado por la intelligentsia. Su ensayo sobre la inmortalidad, escrito básicamente en alemán en lugar de idish, fue ampliamente leído; lo convirtió en un filósofo, incluso más respetado que Kant. Tradujo el Antiguo Testamento al alemán para beneficio de los judíos cuyo hebreo no era fluido. Creía que su pueblo era en primer lugar alemán y sólo en segundo término judío y sentía que todos los ritos religiosos debían llevarse a cabo en el lenguaje del pueblo en lugar del hebreo. El foco principal de la vida y la obra de Mendelssohn fue ayudar a su pueblo a abandonar los ghettos y unirse a la sociedad como iguales de los protestantes y de los católicos. No vivió para ver la realización de su sueño: murió en 1786 y la emancipación de los judíos en Alemania fue decretada oficialmente en 1812. Pero incluso entonces, los prejuicios siguieron siendo generalizados.
Uno de los nueve hijos de Moisés Mendelssohn fue Abraham, padre de Félix. Aunque Abraham tenía sólo 10 años cuando murió Moisés, aceptó el liberalismo judío de su padre. Así que, a la edad de 16 años, se unió a la Sociedad de los Amigos, dedicada a combatir la ortodoxia. Muchos de sus miembros hasta llegaron a hacerse bautizar. Cuando la emancipación oficial de los judíos en Alemania no logró liberar al país del antisemitismo, Abraham no vio ninguna contradicción en proteger a sus niños, haciéndolos bautizar como protestantes. De hecho, la esposa de Abraham había sido una fuerte defensora de la conversión durante años. El incluso siguió el trámite de hacerse bautizar varios años más tarde, pero continuó considerándose judío.
Félix fue criado como luterano. El, como su padre, mantuvo importantes lazos espirituales con el judaísmo, pero sus creencias eran totalmente protestantes. Era un humanista que a menudo defendía a los judíos y estaba orgulloso de su herencia, pero era también un protestante devoto que compuso manifestaciones de fe cristiana tales como Te Deum, Magníficat, himnos, motetes, cantatas, y la Sinfonía Reforma. Es realmente extraño que el nieto de un filósofo judío compusiera música cristiana, pero el liberalismo del abuelo llevó, aunque indirectamente, a la conversión del nieto.
Debido a su fe, en 1830 el compositor estaba ansioso de participar en la celebración del tricentenario de la Confesión de Augsburgo. Aunque sólo tenía 20 años, compuso una obra sinfónica grande y seria, conocida originariamente como Sinfonía para el Festival de la Reforma de la Iglesia. La mayor parte de sus primeros tres movimientos deriva de un motivo religioso conocido como "Dresden Amen", figura entendida como símbolo del Espíritu Santo. El movimiento final está basado en el famoso himno "A Mighty Fortress is Our God" (Poderosa Fortaleza es Nuestro Señor"), escrito por Lutero.
La celebración para la cual fue escrita la sinfonía se canceló. Un año más tarde la pieza fue estrenada en París, pero los músicos reaccionaron tan negativamente que no se pudo interpretar. Fue tocada finalmente en 1832, pero el compositor tuvo de ella una pobre opinión. Llamó al primer movimiento "un gordo animal erizado". Más tarde dijo: "No puedo soportarla más y desearía quemarla más que a ninguna otra de mis piezas; nunca debe publicarse." Así que no fue impresa hasta 21 años después de la muerte de Mendelssohn, cuando debió ser denominada Sinfonía Número 5, ya que las sinfonías compuestas posteriormente ya habían sido publicadas con los números 3 y 4.
Mendelssohn estaba profundamente interesado en la música de Bach y la Sinfonía Reforma puede ser considerada como un homenaje al espíritu religioso del antiguo maestro y a su maestría contrapuntística. La introducción de tipo coral, que abre casi como una fuga, debe mucho a Bach. El Dresden Amen se escucha dos veces en las cuerdas justo antes de que el andante conduzca al allegro. El contrapunto al estilo de Bach se escucha en gran parte del primer movimiento.
El segundo movimiento es la única parte de la sinfonía que refleja el estilo liviano y delicado de Mendelssohn. El movimiento es un scherzo, muy sueltamente derivado (por inversión) del motivo Dresden Amen. El breve movimiento lento conduce directamente al final.
En la apertura del último movimiento, un solo de flauta entona la melodía del himno de Lutero, que está desarrollada en un contrapunto imitativo. Más tarde en el movimiento regresa el himno en los bronces, como un cantus firmus. La obra termina con una manifestación plena del himno, simplemente armonizado a la manera coral.