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CONCIERTO PIANO Y ORQUESTA Nº 3 (RACHMANINOV)


El Tercer Concierto para Piano fue compuesto durante el verano de 1909. El compositor interpretó el estreno con la Orquesta Sinfónica de Nueva York, dirigida por Walter Damrosh, el 28 de noviembre de 1909. Rachmaninov compuso su Tercer Concierto en su finca de verano Ivanovka. Necesitaba un nuevo concierto para tocarlo en su próxima gira por Estados Unidos. Había decidido ir a Norteamérica con algunas dudas, ya que los norteamericanos no le agradaban en particular. Se quejaba de que ellos siempre y exclusivamente estaban pensando en negocios.
Sin embargo, fue por razones económicas por las que el compositor planeó su gira por Norteamérica: quería reunir dinero para comprarse un auto. Estaba fascinado por la novedad del automóvil y le encantaba conducir por el campo.
Rachmaninov estuvo demasiado ocupado escribiendo el concierto para poder aprender a tocarlo antes de partir hacia el Nuevo Mundo. Por lo tanto se llevó en el barco un teclado mudo, en el cual practicaba silenciosamente todos los días. Para cuando la nave llegó a Nueva York, sabía la parte solista.
Rachmaninov anotó los acontecimientos que rodearon las primeras presentaciones del concierto:
Mi Tercer Concierto fue escrito especialmente para Estados Unidos y debía tocarlo por primera vez en Nueva York bajo la dirección de Walter Damrosh... Inmediatamente después lo repetí en Nueva York, pero bajo la batuta de Gustav Mahler. En aquella época, Mahler era el único director a quien consideraba merecedor de ser puesto a la misma altura que Nikisch. Tocó directamente mi corazón de compositor consagrándose a mi concierto hasta que el acompañamiento, que es bastante complicado, estuviera ensayado hasta el punto de la perfección, aunque ya había pasado largo tiempo de ensayo. Según Mahler, cada detalle de la partitura era importante, una actitud que desafortunadamente es rara entre los directores.
El ensayo empezaba a las diez de la mañana. Podía unirme a ellos a las once y llegaba a tiempo. Pero no comenzábamos a trabajar hasta las doce, cuando apenas quedaba media hora, durante la cual yo hacía lo máximo que podía para tocar una composición que por lo general dura treinta y seis minutos. Tocábamos y tocábamos. Hacía rato que había pasado la media hora, pero Mahler no le prestaba la más mínima atención a este hecho... Cuarenta y cinco minutos más tarde, Mahler anunció: "Ahora repetiremos el primer movimiento." Mi corazón se congeló. Esperé una terrible bronca o al menos una acalorada protesta de parte de la orquesta. Esto ciertamente hubiera ocurrido en cualquier otra orquesta, pero aquí no noté ni una señal de disgusto. Los músicos tocaron el primer movimiento con una dedicación entusiasta o incluso aun más precisa que la vez anterior. Fui hasta el atril del director y juntos examinamos la partitura. Los músicos de los últimos asientos empezaron tranquilamente a guardar sus instrumentos y a desaparecer. Mahler explotó.
-¡Qué significa esto!
El primer violín: -Es más de la una y media, Maestro.
-¡Eso no hace ninguna diferencia! ¡Mientras yo esté aquí sentado ningún músico tiene derecho a levantarse!
Durante su gira por Norteamérica, Rachmaninov tocó su Segundo Concierto con la Orquesta Sinfónica de Cincinnati, dirigida por Leopold Stokowski. Durante una segunda gira por Norteamérica, realizada ocho años más tarde, se le ofreció el cargo de director de esa orquesta. Aunque necesitaba desesperadamente el dinero (sus recursos financieros habían sido confiscados durante la Revolución Rusa), declinó esta oferta, así como una que recibió de la Sinfónica de Boston para dirigir ciento diez conciertos en treinta semanas. Consideraba que no sabía lo suficiente del repertorio orquestal para convertirse en director regular de una orquesta de importancia.
Aunque finalmente fijó su residencia en Estados Unidos, las impresiones de Rachmaninov respecto de este país durante su primera gira no fueron demasiado favorables. Escribió a su casa:
Estoy hastiado de Norteamérica y ya he tenido suficiente de este país. Tan sólo imagínate: ¡presentar conciertos casi todos los días durante tres meses! He tocado exclusivamente mis propias composiciones. He tenido un gran éxito y se me han pedido bises hasta siete veces. Lo que constituye una gran cosa, teniendo en cuenta cómo es el público de aquí. Es un público notablemente frío, y está mal acostumbrado por las presentaciones que hacen los artistas visitantes de primera clase. Este público siempre busca algo extraordinario, algo diferente del último solista visitante. Sus periódicos siempre comentan cuántas veces el artista fue llamado a saludar y para el gran público ese es el criterio para medir el talento de uno, con su permiso.
El Tercer Concierto comienza con una melodía lírica en el piano solista, acompañado por la orquesta. Joseph Yasser, un organista musicólogo que era amigo del compositor, creía que esta melodía claramente rusa derivaba de un canto antiguo de la iglesia ortodoxa rusa, cantado en el Monasterio de la Cruz, cerca de Kiev. Yasser escribió un artículo intrincado en el que se dedicó a demostrar el origen litúrgico del tema de Rachmaninov. El compositor negó la influencia, pero Yasser fue tan lejos como para demostrar que Rachmaninov muy bien podía haber oído la melodía años antes, en Kiev y, por lo tanto, haberla recordado subconscientemente.
A medida que se desarrolla el primer movimiento, el piano llega a dominar cada vez más, culminando en una cadenza amplia. (Rachmaninov verdaderamente compuso dos cadenzas alternativas, una más larga y fuerte que la otra. Cuando actuaba como pianista usaba ambas en diferentes ocasiones.) La cadenza desarrolla el material melódico principal, de modo que el regreso que sigue a la apertura del concierto no necesita extenderse en sus temas durante mucho tiempo. Este regreso sirve menos como recapitulación elaborada que como epílogo, después de que el predominio creciente del instrumento solista ha agotado su curso.
Como para compensar el predominio del piano en el primer movimiento, Rachmaninov lo mantiene en reserva hasta bien entrado el segundo movimiento lírico. La sección media de este movimiento es un scherzo, cuyo movimiento es una hábil transformación del tema principal del primer movimiento.
El final rapsódico es un estudio sobre texturas del piano. El instrumento solista está tratado con maravillosa variedad. La profunda comprensión que tenía Rachmaninov de su instrumento dio como resultado el más pianístico de los movimientos